Esta atractiva torre de ladrillo caravista fue construida en 1823 para suministrar el agua del río Garona a las fuentes de la ciudad de Toulouse. Está situada en un extremo del Pont Neuf, otra de las construcciones emblemáticas de la Ville Rose. El conjunto que forman el río, el puente y la torre hidráulica no pasa desapercibido para el visitante. Aprovecho para recomendar un paseo por esta dulce ciudad.

Esta atractiva torre de ladrillo caravista fue construida en 1823 para suministrar el agua del río Garona a las fuentes de la ciudad de Toulouse. Está situada en un extremo del Pont Neuf, otra de las construcciones emblemáticas de la Ville Rose. El conjunto que forman el río, el puente y la torre hidráulica no pasa desapercibido para el visitante. Aprovecho para recomendar un paseo por esta dulce ciudad.

Con su aspecto de faro, el Château d’Eau parece proteger como un centinela el barrio de Saint Cyprien, un distrito que acogió multitud de exiliados españoles republicanos tras finalizar la Guerra Civil en España. Creo que acerté de lleno al elegir este lugar como punto de partida para la singular pareja de protagonistas de La herencia del agua, Manuela y Jérôme Atelier.

En 1974, el fotógrafo Jean Dieuzaide consiguió que esta magnífica torre se convirtiera en un centro de exposiciones, la primera galería dedicada a la fotografía en Francia. Yan, que así era como firmaba sus trabajos, se dio a conocer gracias a un reportaje sobre la liberación de Toulouse en la Segunda Guerra Mundial en agosto de 1944. Él mismo se encargó del primer retrato oficial de Charles de Gaulle. En los años cincuenta realizó una serie de retratos de Salvador Dalí. Suya es la famosa instantánea en la que el pintor ampurdanés aparece sumergido con el agua al cuello. Su carrera fue larga y reconocida con varios premios y galardones. Tras su fallecimiento gran parte de su obra fue donada al municipio de Toulouse.

En La herencia del agua me tomé la licencia de convertir a Jean Dieuzaide en amigo y compañero profesional de Jérôme Atelier, fotoperiodista de guerra y natural de Toulouse. En la ficción, Yan homenajea a Jérôme exponiendo su obra en el Chateau d’Eau después de que el anciano fotógrafo perdiera la vista en un percance. Mejor no cuento nada más para no hacer spoiler.

A pesar de las estrecheces del lugar, debo decir que es maravilloso contemplar colecciones de imágenes colgadas en sus paredes circulares de ladrillo. Hay habilitados dos niveles. En el inferior, a través del suelo de cristal, se pueden apreciar los mecanismos hidráulicos junto a las enormes aspas que antaño impulsaban el agua hacia las fuentes.

Un lugar mágico que aúna agua y fotografía, dos de los conceptos que actúan como leitmotiv en La herencia del agua.

Angel Melampo